El 31 de enero nuestros corazones vibraron en una maravillosa eucaristía solemne presidida por Mons. Alfredo Espinoza, Sdb. Arzobispo de Quito, quien en un lenguaje sencillo nos recordó la esencia fundamental de lo que significa ser Salesiano en la actualidad, el coliseo de nuestra casa estuvo lleno de la presencia de nuestros principales destinatarios, los niños y jóvenes, a quienes Don Bosco nos enseñó a amar y a enseñar el camino para convertirse en Buenos Cristianos y Honrados ciudadanos.